sábado, 3 de enero de 2009

Por un momento senti miedo,
ese miedo psicologico que me reprime y no me deja ser
y me ha atado por mucho tiempo,
pero mientras sentia tus caricias y tus besos,
tu mirada penetrandome antes de tiempo,
senti ahi tanta confianza y una seguridad desconocida
de querer dejarte hacerme tuya,
de permitirme entrar en el mundo de la satisfaccion
por medio de tus manos y tu cuerpo,
tus besos combinados con tu lengua tan experta,
y pensar que yo crei que sabia!?

Me quisiste hacer tuya
y llevarme de la mano hasta el camino maravilloso
del orgasmo con tus palabras sin pudor, lo lograbas,
lo lograste, mientras tu tambien me acompanabas
con tus dedos apresurados y tus gemidos honestos
y tu cuerpo vibrando,
mi cuerpo se retorcia mientras mi mente estupefacta
queria entender lo que habia sucedido
y sin poder explicarlo con palabras mi cuerpo temblando
te lo dijo todo y comprendiste donde me llevaste
mientras caiamos en la realidad perversa y lujuriosa
en la que nos encontrabamos.

Lograndolo entonces entendi que queria eso para mi.
Porque no hay nada como un cuerpo desnudo
al que puedes hacer tuyo,
besarlo, tocarlo, sentirlo, acariciarlo,
amarlo, olerlo, lamerlo, mordisquearlo,
sentir su piel con la tuya, admirarlo,
observarlo con tu tacto con fuerza y delicadeza
como su fuese mas que propio en ese momento
en el cual te permite entrar en su intimidad para
alcanzar plena satisfaccion con el tuyo, con tu piel.

Cada centimetro de ese cuerpo sediento de contacto
que pide a gritos sentir tu respiracion sobre el,
debe ser recorrido y no olvidado.
Sentir ese extasis explosivo que viene desde las entranas
poco a poco y que ha estado atrapado y reprimido
por etiquetas y marcas de la vida.

Hoy seras mi amada,
despues de explicarte el porque agradezco tu desnudes
dejame penetrarte en plenitud por ese funesto y prohibido lugar
que has ignorado,
dejame recordartelo con la humedad de mis labios y mi lengua
que no pueden esperar mas por entrar y saciarse de tu placer,
de tus gemidos y tu cuerpo retorcido.
Toma mi cuerpo cuando lo sientas desde las entrañas,
tomalo y sere yo tambien tu amada.
Le sorprendia esa mujer casi desconocida, con curvas en los muslos y en las caderas, con cintura breve y un bello crespo y aspero en el pubis, tan diferente al cabello liso y elastico de la cabeza. Levantaba un brazo para medir su extension, apreciar su forma, ver de lejos sus dedos; con la otra mano palpaba su costado, el relieve de las costillas, la cavidad de la axila, el contorno del brazo, Se detenia en los puntos mas sensibles de la muñeca y el doblez del codo. Tocaba su cuello, dibujaba las orejas, el arco de las cejas, la linea de los labios; recorria con un dedo el interior de su boca y luego lo llevaba a los pezones que se ergian al contacto de la saliba caliente. Pasaba con firmeza las manos con sus nalgas, para aprender su forma, y luego la livianidad para sentir la tersura de la piel. Se sentaba en su cama y se palpaba de los pies hasta las ingles, sorprendida de la casi imperceptible pelusa dorada que habia aparecido sobre sus piernas. Abria los muslos y tocaba la misteriosa hendidura de su sexo, morbida y humeda; buscaba el capullo del clitoris, centro mismo de sus deseos y confusiones y al rozarlo acudia de inmediato a la vision inesperada de su amiga quien venia a nutrir sus febriles fantasias con una mezcla irresistible de abrazos ardientes, de suave ternura y de risa compartida. Despues se olia las manos maravillada de ese poderoso aroma de sal y frutas maduras que emanaba su cuerpo.