sábado, 3 de enero de 2009

Le sorprendia esa mujer casi desconocida, con curvas en los muslos y en las caderas, con cintura breve y un bello crespo y aspero en el pubis, tan diferente al cabello liso y elastico de la cabeza. Levantaba un brazo para medir su extension, apreciar su forma, ver de lejos sus dedos; con la otra mano palpaba su costado, el relieve de las costillas, la cavidad de la axila, el contorno del brazo, Se detenia en los puntos mas sensibles de la muñeca y el doblez del codo. Tocaba su cuello, dibujaba las orejas, el arco de las cejas, la linea de los labios; recorria con un dedo el interior de su boca y luego lo llevaba a los pezones que se ergian al contacto de la saliba caliente. Pasaba con firmeza las manos con sus nalgas, para aprender su forma, y luego la livianidad para sentir la tersura de la piel. Se sentaba en su cama y se palpaba de los pies hasta las ingles, sorprendida de la casi imperceptible pelusa dorada que habia aparecido sobre sus piernas. Abria los muslos y tocaba la misteriosa hendidura de su sexo, morbida y humeda; buscaba el capullo del clitoris, centro mismo de sus deseos y confusiones y al rozarlo acudia de inmediato a la vision inesperada de su amiga quien venia a nutrir sus febriles fantasias con una mezcla irresistible de abrazos ardientes, de suave ternura y de risa compartida. Despues se olia las manos maravillada de ese poderoso aroma de sal y frutas maduras que emanaba su cuerpo.

1 comentario:

La Inclusión dijo...

Este me gusta en especial, Irma. Te dejo mi dirección para que te pasés por el mío: http://elpajarojo.blogspot.com